lunes, 27 de febrero de 2012

AYUNO


AYUNO

A menudo me pregunto si nuestras logias se están convirtiendo en salas de juicio en lugar de los santuarios de transformación del hombre que están destinadas a ser, y cuando digo salas de juicio no me refiero a juicios legales, me refiero al juicio que hacemos constantemente del otro y de lo otro, y me pregunto: me he detenido a percatarme que cuando juzgo al otro me ubico en el papel de juez que nadie me ha otorgado? O que cuando lo critico me pongo en la incómoda posición de ser mejor o de tener la razón porque el “otro” es “peor” o no la tiene, nos hacemos conscientes de cuanta energía invertimos en este menester?, mas los maestros por cierto, porque los app y los compañeros están obligados a guardar discreto silencio tanto en logia como en presencia de los “juicios” que les organizamos a los hermanos normalmente en su ausencia, que ejemplo les damos cuando al hermano que hace unos minutos estábamos criticando le damos un abrazo cuando aparece sin tener la presencia de ánimo de decírselo en su presencia?

Me respondía un hermano a estas inquietudes, que a menudo es necesario “corregir” a los hermanos, o “enseñarlos” eso está muy bien, y entonces me pregunto dónde termina el maestro generoso y donde empieza el juez con ego deseoso de sentir poder?

Es posible que estemos creando un ambiente en el que “quedar bien” sea más importante que el crecimiento y la transformación del hombre y de la comunidad en que se desenvuelve?, es posible que estemos reprimiendo emociones, sensaciones, opiniones por miedo al juicio de los hermanos? Y que lo que hay que verdaderamente transformar y revisar (VITRIOL) quede represado allí, quien sabe si causando síntomas por su necesidad de hacer luz? Es en la expresión del error que nos podemos dar cuenta de su existencia no en su represión, les estamos diciendo a nuestros app y compañeros que sean “correctos” y “buenos chicos” en lugar de hacerles saber que somos sus pacientes maestros, que la solapa subida es así para proteger sus partes nobles de sus propios errores y que sus maestros seremos serenos gentiles y tolerantes con esos errores según hagan luz pues esa es justamente la manera de que disipen, será entonces que los maestros necesitamos humildemente ponernos el mandil con la solapa subida para observar y protegernos de nuestros propios errores y dejemos de ver y juzgar el mandil de otro?

La logia ha de ser un recinto sagrado, y a salvo, donde equivocarse es menester para aprender, donde el juicio de valor ha de ser lección cuando aparezca para evitarlo y no dogma de conducta, darme cuenta de que estoy poniendo etiquetas o criticando es el ejercicio a practicar, somos lo que somos con nuestras sombras y nuestras luces, de lo que se trata es de que nos demos cuenta, y no convirtamos a los errores del otro en armas arrojadizas de nuestro ego, de nuestra ambición o de nuestra propia inconsciencia.

Propongo un ayuno, ayunemos durante un mes en logia de todo tipo de crítica, juicio de valor o etiquetación, hagamos el esfuerzo de darnos cuenta y hagamos el esfuerzo de que el hermano que abandona el ayuno se dé cuenta, con gentileza, con amor, planteémoslo en logia, y veamos qué pasa y comentémoslo después del mes de ayuno de críticas y juicios de valor.

Jacobo Cifuentes

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